Una pareja boliviana que se conoció trabajando en Save the Children celebra el amor ayudando a niños, niñas y adolescentes
- Una historia de amor, dedicación y servicio a la comunidad que nos recuerda el impacto positivo del trabajo por la niñez
En el Día de San Valentín resaltamos la historia de Belinda, quien participó en programas de Save the Children cuando era niña y que ha retribuido a los niños, niñas y adolescentes de su comunidad a lo largo de su vida adulta como voluntaria y colaboradora de Save the Children. Conoció al amor de su vida en un programa de la organización siendo ambos voluntarios. Su testimonio refleja su resiliencia, valentía y el poder de organizaciones como Save the Children para dar a los niños, niñas y adolescentes una mejor oportunidad de aprender, sobrevivir y prosperar.
Belinda, que ahora tiene 37 años, es una mujer de Oruro, en el oeste de Bolivia. En la década de 1980, recuerda que muchos niños, niñas y adolescentes de su comunidad solían pasar hambre en épocas de frío extremo, ya que las cosechas se echaban a perder y no tenían mucho acceso a los alimentos. A los diez años, los padres de Belinda la inscribieron en un programa de Save the Children, que le proporcionaba material escolar y le daba acceso a una biblioteca durante las vacaciones escolares.
Belinda recuerda:
“Recuerdo que vinieron a mi colegio y dijeron a los acudientes que iban a poner en marcha unos programas educativos.
Agradezco que la organización se pusiera en contacto conmigo cuando tenía 10 años. Y que me diera la oportunidad de participar, aprender y crecer”.
“Sentí que me trataban con respeto. Trabajamos en dinámicas de grupo y compartimos con otros estudiantes, fue interactivo e interesante. Sentí el derecho a expresarme”.
Belinda recibió apoyo hasta los dieciocho años, tras lo cual decidió devolver algo a la comunidad y se hizo voluntaria de Save the Children. Fue en este programa de voluntariado donde Belinda conoció a su esposo, que también era voluntario. La pareja se conoció mientras impartían talleres en escuelas locales, empezaron a salir y más adelante se casaron:
“Como nos llevábamos muy bien y compartíamos algunos pensamientos y conexiones comunes, decidimos casarnos. Y así lo hicimos”.
“Ahora tenemos dos niñas. Tengo dos hijas. Una tiene siete años y la otra cinco. Son mi luz y también mi fuerza”.
Después de graduarse en la universidad, Belinda empezó a trabajar con Save the Children. En su puesto más reciente se desempeñó como Gestora Técnica de Proyectos, Belinda ayudó a niños y niñas menores de cinco años a empezar la vida de la mejor manera posible, prestando apoyo a casi 200 padres, madres y cuidadores, explica:
“Trabajamos la higiene dental, el lavado de manos, el consumo de agua potable, que es muy importante”.
Belinda y su esposo comparten una conexión de toda la vida con Save the Children, gracias a que se conocieron como voluntarios hace tantos años, dijo:
“Como mi esposo también era miembro del grupo de adolescentes, ambos estamos conectados a través de ese apoyo a la organización y a los adolescentes, niños y niñas”.