En el Día Mundial del Refugiado, la Sociedad Civil exige una mayor protección a las niñas y niños refugiados en Latinoamérica, durante el COVID-19
El 20 de junio se conmemora el Día Mundial del Refugiado, recordando que cada minuto, 24 personas en el mundo[1], incluyendo niñas, niños, adolescentes y sus familias, huyen de sus hogares por temor a ser perseguidos, a perder la vida, la libertad o su seguridad a causa de la guerra, la violencia, la violación masiva de sus derechos humanos, o debido a su raza, religión, nacionalidad, orientación sexual, opiniones políticas o pertenencia a determinado grupo social.
Las medidas tomadas por los Estados de la región como respuesta al control de la pandemia COVID-19, han dejado invisibilizadas a miles de niñas, niños y adolescentes migrantes y refugiados, así como a sus familias, generando un aumento en la pobreza y desigualdad a la que ya venían expuestas y profundizando la violencia y persecución en su contra.
Los riesgos y peligros que enfrentan durante la búsqueda de la supervivencia son innumerables: se enfrentan a la adversidad que impone la geografía y el clima, además de que encuentran graves limitaciones de movilidad y de acceso a sus derechos humanos, discriminación, xenofobia, violencia y crimen organizado, situaciones que atentan contra su vida, dignidad, seguridad, integridad y salud física, sexual, psicológica y emocional.
Con la pandemia del COVID-19, las condiciones de vulnerabilidad de niñas, niños y adolescentes en contextos de movilidad humana se han agudizado. No solamente encontrando fronteras cerradas que les lleva a una mayor precariedad en su proceso migratorio; sino también por procesos administrativos de acceso a protección internacional suspendidos o con poca capacidad de respuesta; así como el considerable aumento del riesgo a su salud física: por contagio y desarrollo de COVID-19, malnutrición o insalubridad, sin acceso a la atención médica oportuna; y por último, con limitada o nula participación en los programas sociales de apoyo ante la pandemia o a la posibilidad de acceder a medios de vida.
En el caso de niñas, niños y adolescentes refugiados, la protección por parte de los Estados debe quedar garantizada de forma integral con los Sistemas Nacionales de Protección de Niñas y Niños, asegurando la asistencia y protección urgente y especial necesaria; así como procedimientos de restitución de derechos a partir del otorgamiento de la protección internacional, con el propósito de brindar a cada niña y niño refugiado, la posibilidad de acceder a derechos como la identidad, la salud, la educación, la vida libre de violencia, la integridad personal, la vida en familia, entre otros, hasta lograr condiciones de vida digna que les permita alcanzar su máximo desarrollo de manera holística.
Finalmente, existen retos importantes en nuestra región dirigidos a la erradicación de prácticas y comportamientos xenófobos y discriminatorios en contra de las personas migrantes y refugiadas.
A pesar de los esfuerzos para buscar la protección y el acceso a derechos de todas las niñas y niños, especialmente quienes se encuentran en contextos de movilidad humana, aún queda mucho trabajo por hacer para que nuestras comunidades reconozcan el valor de todas las personas y su titularidad de derechos humanos, para ser ejercidos y respetados sin discriminación, sobre todo, en el contexto del COVID-19, en el que sufren una doble discriminación, no solamente por ser extranjeros, sino también por la falsa creencia de ser portadores de una enfermedad de la son víctimas como todas las personas.
Por lo anteriormente expuesto, las organizaciones de la sociedad civil firmantes recomendamos muy especialmente a los Estados de la región:
- Reconocer a todas las personas como titulares de derechos humanos, sin importar su nacionalidad, origen étnico, raza, orientación o preferencia sexual, opinión política, condición socioeconómica o cualquier otra característica personal.
- Asegurar el acceso a la protección internacional de niñas, niños y adolescentes solicitantes de la condición de refugiado, y sus familias, especialmente durante esta pandemia del COVID-19.
- Reconocer que, sin importar en donde se encuentren o la situación de emergencia que prevalezca en los Estados, los derechos de niñas, niños y adolescentes, viajan con ellos.
- Brindar todo el apoyo necesario para que niñas, niños y adolescentes gocen de la mayor protección posible, debido a que, generalmente, son más vulnerables a sufrir violencia sexual, explotación y maltrato. Asimismo, se les debe brindar protección sanitaria, tomando todas las medidas de bio-seguridad durante todo su proceso migratorio.
- Apoyar los procesos de integración de las niñas, niños y adolescentes migrantes y refugiados, y sus familias, quienes buscan una oportunidad de vida mejor y desean aportar su cultura, conocimientos y experiencias positivas con quienes les rodean.
- Durante la pandemia, asegurar el acceso a la educación de niñas, niños y adolescentes migrantes y refugiados, quienes se ven doblemente afectados por su difícil acceso y la situación de vulnerabilidad que le impone su condición migratoria.
- Contribuir a la eliminación de toda forma de discriminación, estigmatización o xenofobia, que lo único que provocan es la división de la sociedad y que la brecha de la desigualdad se incremente, con especial énfasis en el contexto de la pandemia, para no promover la estigmatización hacia las personas extranjeras que les señalan como causa de la propagación del virus.
- Promover campañas de sensibilización con la población residente de comunidades de tránsito o de reasentamiento de las personas refugiadas para que reduzcan o eliminen su perspectiva de discriminación y xenofobia.
Reiteramos nuestro compromiso como sociedad civil con la respuesta a la crisis de flujos migratorios mixtos en la región, los derechos humanos y los principios humanitarios, poniendo a disposición nuestro soporte, experiencia y conocimientos para trabajar conjuntamente por el bienestar e integridad de las personas más afectadas por la crisis. Confiamos en poder continuar apoyándonos mutuamente desde una estructura equitativa y transparente.
Organizaciones socias del Programa de Apoyo a la Sociedad Civil de Save the Children en América Latina y el Caribe