Natalia*

Emprender con vocación de servicio

Natalia* fue una de las ganadoras del concurso “Mi pana, ¡Emprende!” organizado por Save the Children. Este concurso forma parte del proyecto “Asistencia para el bienestar e inclusión de familias migrantes y refugiadas en el Perú” y ofrece un capital semilla (ayuda económica) para iniciar o consolidar una idea de negocio.

Hace cuatro años, Natalia* llegó al Perú con sus dos hijos en busca de nuevas oportunidades. Como madre soltera, y aun siendo profesora de Educación inicial, aceptó diferentes trabajos para obtener ingresos. Sin embargo, con la pandemia, la situación se complicó y debió mudarse a una de las zonas más pobres de Lima.

Con el tema de la pandemia pues me mudé a otro lugar, de escasos recursos, porque de verdad no teníamos cómo pagar el alquiler.

Ganadora de mi “Mi pana, ¡emprende!”

Gracias a una amiga venezolana, Natalia* se enteró de la asistencia que brindaba Save the Children a migrantes que, como ella, se encontraban en dificultades. Se animó a llenar una solicitud vía online e inició el contacto con la organización que le brindó en primer lugar asistencia monetaria. A su vez, a través de un mensaje vía WhatsApp, fue invitada a participar del concurso “Mi pana, ¡Emprende!” y si resultaba ganadora podía concretarse en un emprendimiento.

La señorita me explicó que primero debía hacer mi curso, aprender la forma de cómo hacer negocios (…) Gracias a ustedes pude aprender y luego de haber realizado mi curso, recibo una llamada para saber qué tipo de emprendimiento quería realizar. Como les dije, inicialmente había dicho de trabajar con comidas, pero yo ya había iniciado este proyecto acá donde vivo.

Por ese entonces, sin contar con empleo, Natalia* había tenido la iniciativa de ayudar a los niños de los vecinos con sus clases virtuales (educación a distancia) y de esa forma, generar algún ingreso. Notó que para muchos padres era complicado o les faltaba el tiempo para guiarlos en sus tareas. Sin embargo, una de las dificultades que enfrentaba es que no contaba con una computadora ni impresora.

Con el dinero que recibí como capital semilla compré una computadora, una impresora y una pizarra (…) También  materiales de bioseguridad, todo lo que se necesita para los chicos estén seguros.

Con un segundo depósito de dinero, Natalia compró  útiles escolares que pone a la venta ya que la zona no cuenta con librerías cercanas.

 Una labor que da sentido a la vida

Una de las cosas más importantes para Natalia* es darse cuenta que este emprendimiento es más que un trabajo. Es su manera de hacer un cambio en su comunidad y responde a su propia vocación de servicio.

Como persona me siento como si estuviese en mi casa, en mi país, porque sé que tengo buena acogida de mis vecinos. Como profesional me siento satisfecha de ver que puedo ayudar a los niños (…) porque el trabajo de un profesor es transformar vidas. Quiero pensar que cuando yo ya no esté aquí, en cada parte de las células de los niños va a estar esa información de transformar, de cambiar, de ser cada día mejor.

Incluso los hijos de Natalia han notado el cambio en ella y sin duda, poder compartir con otros niños y niñas, también les ha cambiado la vida.

Mis hijos se sienten felices, primero porque saben que puedo ayudar a otros niños, (también) les gusta compartir con otros niños, cosa que no tenían en Venezuela, tenían muy pocos amigos. Aquí tienen ya un grupo de amigos, se sienten como en casa. Ellos me ven diferente, me ven alegre, porque hago lo que me gusta que es ayudar a otras personas.

*El nombre ha sido cambiado por Política de Salvaguarda.

Sobre el proyecto

El proyecto de “Asistencia para el bienestar e inclusión de familias migrantes y refugiadas en Perú” ha sido implementado por Save the Children con apoyo de la Oficina de Asistencia Humanitaria de USAID (BHA/USAID). Esta intervención tiene como objetivo brindar asistencia humanitaria a las familias venezolanas que se vieron obligados a salir de su país por la grave crisis económica. Los ejes del proyecto corresponden a: protección a través de apoyo psicosocial; nutrición y salud; medios de vida a través del fortalecimiento de habilidades para emprender o acceder a un empleo; así como ayuda humanitaria para cubrir los gastos mínimos de alimentación, vivienda y abrigo de la familia.