Marlene*

  • Lima
  • Área: Ayuda Humanitaria, Protección

Una familia que sale adelante

Marlene* vive junto con su esposo y sus tres hijos de 5, 12 y 17 años en el distrito de San Juan de Lurigancho en Lima. Ellos, así como muchas familias, vieron empeorar su situación económica como consecuencia de la pandemia por la COVID -19. Esto, a su vez, produjo consecuencias en la salud mental de los miembros de la familia.

Marlene* nos cuenta que llegó a Lima desde Cusco cuando quedó huérfana y estaba esperando su primer hijo, con tan solo 18 años. En busca de mejores oportunidades, sus esfuerzos se centraron en conseguir un lugar donde vivir. Así, con el transcurso de los años y a través de un préstamo del banco, lograron junto a su pareja construir la casa que ahora habitan.

Afectados por la pandemia

Antes de la pandemia, Marlene* se dedicaba a la costura por pedidos, pero estos casi desaparecieron en marzo del 2020 con el inicio de la cuarentena. Su esposo tampoco contaba con un trabajo estable. Fue en ese momento cuando la situación se volvió crítica. Con tres hijos a los que debía alimentar y una deuda pendiente, Marlene* se sentía desesperada. Muchos días no tenían qué comer y se apoyaban en la olla común del barrio o en familiares y vecinos que les prestaban ayuda.

Por tener mi casita, yo tenía deuda en el banco. Mis hermanos me ayudaban a pagar. Cuando la cuarentena llegó, sin nada me cogió (…) Yo salía a la calle, triste era, no había nadie, con esa mascarilla. No tenía nada para comprar, se me había terminado lo que tenía.

La situación se complicó aún más cuando se contagiaron de la COVID -19. Tanto su hijo como su esposo debieron hospitalizarse y aunque ambos fueron dados de alta, su esposo aún sufre las secuelas de la enfermedad que le impiden trabajar con normalidad.

En ese contexto y con el establecimiento de las clases en modalidad virtual, Marlene* notó que sus hijos, especialmente el mayor, presentaban problemas de comportamiento.

Mis hijos estaban abandonados, se han dedicado al celular. Una amiga nos dio un celular para que tuviera sus clases virtuales. (…) Quería buscar un psicólogo, pero no tenía plata tampoco. Más que todo mi hijo mayor era el que tenía problemas porque era adolescente, eso dicen, a veces yo no sé porque yo maduré muy niña.

Una mirada positiva gracias a Save the Children

Durante estos momentos tan difíciles, Marlene* y su familia entraron en contacto con Save the Children. La organización les brindó ayuda a través de la asesoría de una abogada, así como con terapias psicológicas para sus hijos e hija. Además, Marlene* y su esposo recibieron pautas de crianza para que contaran con estrategias para controlar sus emociones y tener una relación libre de violencia con sus hijos.

Me ayudaron a controlarme, porque me estresaba mucho y por cólera gritaba a mis hijos. No me entendían por qué les decía que estudien, por qué no hacían, por qué no me ayudaban. Yo le contaba a la señorita, y me han ayudado bastante: me decían, hazlo así (…). Yo me siento muy contenta, sino habría sido por su ayuda, cómo habría sido, porque en esa cuarentena era difícil.

Ivonne Ascencio, especialista de Protección de Save the Children comenta:

La atención psicológica ofrecida por Save the Children tiene como objetivo aliviar el sufrimiento y la carga emocional del día a día; mediante estrategias que promueven la resiliencia y mejoran el funcionamiento en su vida cotidiana a corto plazo, reduciendo los efectos psicológicos negativos a largo plazo, así como la adquisición de habilidades emocionales, para que tanto padres e hijos puedan ser personas más funcionales. En tiempos de pandemia escuchar y acompañar ha sido vital.

Darío, el hijo mayor de Marlene, quien terminó la secundaria durante la pandemia y luego abandonó los estudios superiores, también acepta que la ayuda recibida por parte de las psicólogas ha cambiado su perspectiva frente a la vida y su relación familiar.

(Con la atención psicológica) me siento una persona tranquila, ya no soy la misma persona de antes: impulsivo. Mi forma de ser cambió un poco. En el caso de mis papás, veo que ahora se puede hablar, tienen más tranquilidad. Me siento también más tranquilo ahora que puedo comunicarme con ellos.

Nuevas herramientas para enfrentar la vida

Aunque aún tienen muchos problemas por resolver, Marlene* y su familia sienten que poseen más herramientas para hacerles frente. Mario, el esposo de Marlene, comenta que ha entendido lo importante que es la comunicación:

Me decían (las psicólogas) cómo puedo educar a mi hijo, cómo puedo estar con mi pareja. Me dijo que siempre tiene que haber comunicación para que podamos estar de acuerdo sobre mis hijos, qué es lo que podemos hacer.

Para Marlene* el apoyo psicoterapéutico ha sido invaluable. Ahora se siente mucho más positiva con respecto al futuro y desea que sus hijos e hija estudien y logren tener una profesión.

Yo le aconsejaría (a otras mamás) que busquen ayuda psicológica, que las van a orientar. A veces muchas personas dicen: por qué voy a ir al psicólogo, me hacen peor. Quizá castigaban, pegaban, pero no es la manera. Es bueno que asista a un psicólogo para que los niños no sufran violencia familiar.

Hay mujeres que sufrimos con la pareja, cuando la maltratan, le dicen que es normal. Yo diría que no es normal, una persona no debe ser agredida. Aconsejaría a las mamás que vayan para que los hijos también sean mejores (…) Yo quisiera para mis hijos, que Dios me dé la vida, que estudien, que sean algo. Que terminen su secundaria y sean profesionales.

Sobre la intervención

El proyecto SANIT@S: Familias protegidas y saludables frente a la COVID-19 ha sido implementado por Save the Children y Paz y Esperanza, con el apoyo de la Oficina de Asistencia Humanitaria de USAID (BHA). Propone una respuesta integrada que incluye componentes de prevención de la violencia de género y protección de la niñez, así como la reducción de las vulnerabilidades de salud causadas a consecuencia de la pandemia.

Esta intervención busca reducir los riesgos que enfrentan familias del distrito San Juan de Lurigancho en Lima, a través de la implementación de una línea de acompañamiento legal y psicosocial enfocado en el manejo de emociones, así como la realización de campañas de promoción de la vacuna para la prevención de la COVID-19.

*Los nombres han sido cambiados por política de salvaguarda.

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