Jessenia

  • Paita, Piura
  • Área: Ayuda Humanitaria

Un largo trayecto 

Jessenia tiene 29 años y dejó su natal Venezuela hace 5 años en búsqueda de una mejor situación económica para su familia. Para llegar a Tumbes demoró 16 días donde pasó hambre y frío. 

“Recuerdo que una vez un señor nos llevó en un camión con arena tapado con un plástico. Él entró a dormir al hotel y nosotros nos quedamos en el camión. Yo estaba con impermeable, 2 suéteres, con la sábana y temblando de frío hasta la madrugada”.

Jessenia

En Zorritos pudo reencontrarse con su hermano, quien había llegado un año atrás. Unos meses después, su esposo Oscarvil llegó junto a sus dos hijos Oscarlys (10) y Miguel (7) a Tumbes, debido a que había perdido su empleo en Venezuela por la quiebra de la fábrica donde laboraba. Oscarvil y los niños demoraron una semana en llegar a Perú. En Tumbes vivieron durante un año. 

“Nunca llegué a pedir en Venezuela, pero ni bien llegué a Colombia me tocó salir a pedir dinero en las bodegas y pedía para ellos (sus hijos) y gracias a Dios nunca faltó la comida”.

Oscarvil, esposo de Jessenia.

El embarazo y la cuarentena 

Jessenia y toda su familia partieron a Chiclayo. En esta ciudad, su esposo había encontrado trabajo hasta que inició la cuarentena. Ella se encontraba embarazada de Oscarys y en el Hospital de las Mercedes le pedían comprar un kit quirúrgico para la cesárea. Oscarvil salió a pedir dinero a las calles. No obstante, algunos allegados los apoyaron económicamente y lograron juntar la cantidad para el kit. 

“Le expliqué a la doctora que era extranjero, que no tenía trabajo, que estaba en búsqueda, pero no me daban empleo aún. Y me decía que era culpa mía, porque sabía que mi mujer estaba embarazada y tenía que guardar. Y yo guardé, pero en cuarentena no tenía cómo solventar”.

Oscarvil, esposo de Jessenia. 

La situación económica no mejoró y la familia decidió mudarse a otra ciudad. 

Una nueva vida en Paita 

A las dos semanas de llegar a Paita, una tranquila ciudad portuaria ubicada en la región Piura, Oscarvil consiguió empleo en una obra de construcción. Unos meses después Jessenia se encontraba gestando, bajo reposo, porque era un embarazo de riesgo. Al nacer Oscariannys fue derivada a un neuropediatra y hospitalizada por 3 días. Le hicieron muchos exámenes, algunos muy caros. Este fue uno de los momentos más difíciles para la familia debido al alto costo de los análisis y las medicinas para la bebé. 

Jessenia se enteró de Save the Children por una amiga que le compartió el enlace. Después de una semana se contactaron con ella y recibió 3 transferencias monetarias, así como también participó en las charlas de nutrición. Además, los hijos de Jessenia participaron de consejería en los espacios amigables, donde aprendieron que no deben dejarse tocar por nadie. 

“Cuando me hicieron la primera transferencia de Save the Children fuimos al centro comercial, les compramos pañales y comida a los niños. Antes de la transferencia, una señora peruana le ayudaba a Oscarvil, dándole trabajo y con eso podíamos comer. Con los otros dos montos pudimos cancelar algo del alquiler”.

Jessenia

El difícil acceso a la educación 

Tras haber pasado un embarazo de alto riesgo bajo reposo, Jessenia se vio limitada en salir a buscar vacantes en un colegio para sus hijos. No obstante, el área de Salud mental y apoyo psicosocial (SMAPS) de Save the Children derivó su caso a la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) en Paita, donde ya se está haciendo seguimiento a su solicitud. 

“Yo quiero que estudien. Oscarlys quedó en Venezuela en primer grado y Miguel en kínder. Tengo que ponerla a practicar para que pueda dar un examen y la pasen al grado correcto”

Jessenia

Adaptación 

A Jessenia le preguntan si va a regresar a Venezuela y ella siempre responde que se siente muy bien acá y que ya se acostumbró.  

“A mí me gusta todo de Perú aunque de las 3 ciudades donde he estado, me gusta más Paita”

Jessenia

Por su lado Oscarvil se muestra mucho más nostálgico respecto a su país natal. Extraña a su familia y siente que ha dejado muchas cosas en Venezuela. Sin embargo, se encuentra agradecido por el trato brindado hasta el momento. 

“He encontrado personas que confían en uno y no piensan que todos son iguales. Te dan una confianza por la que realmente me siento agradecido. El Perú tiene muchas cosas bonitas. No hay tantas preocupaciones como en nuestro país. Me siento bien aquí por eso”

Oscarvil, esposo de Jessenia.

Sobre el proyecto 

A través del proyecto “Familias sin Fronteras”, financiado por BHA/USAID, Save the Children brindó asistencia multipropósito, beneficiando a 8451 niñas y niños migrantes vulnerables. 

Además, gracias al proyecto “Un Camino hacia la Integración”, con el apoyo de la Oficina de Población, Refugiados y Migración (BPRM), mediante su componente de SMAPS, 2495 beneficiarios recibieron apoyo psicosocial. Del mismo modo, se realizaron 94 derivaciones a UGEL para garantizar el acceso al servicio educativo de la niñez migrante. 

 

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