Ángel*

  • Huancavelica
  • Área: Educación

A un año de la pandemia, sin las clases y sin los amigos

Ángel* tiene 12 años y cursa el sexto grado de primaria en la escuela del centro poblado de Chucllaccasa en Huancavelica. Él disfrutaba asistir al colegio porque aprendía matemáticas y jugaba al fútbol con sus amigos. No obstante, desde que las clases son virtuales no lograr entender las explicaciones de sus profesores, ni mucho menos ha podido comunicarse con alguno de sus compañeros del aula.

Ángel* es un niño con metas y sueños claros. Con apenas 12 años, él está muy seguro de lo que quiere ser cuando sea mayor y de lo que hará para conseguirlo. Actualmente, cursa el sexto grado de educación primaria en la pequeña escuela de la comunidad de Chucllaccasa en Huancavelica, y esta es la primera vez que participa de los proyectos que Save the Children emprende en la región.

Vive con sus padres y sus dos hermanos al pie de una colina, muy alejados del centro del pueblo y rodeados por su amado paisaje andino. Su vida siempre ha sido muy tranquila, yendo de la casa al colegio y colaborando con mamá y papá en cualquier quehacer que le encomendasen. Su tarea favorita dentro del hogar, ayudar con el pastoreo, ya que así sale al campo, corre, juega y observa el hermoso cielo azul.

Por otro lado, en sus tiempos libres disfruta jugar al fútbol, deporte que practicaba en cada recreo de la escuela o cada que se encontraba con un grupo grande de amigos; y también, escribir poesías para dedicar a sus seres queridos.

Desde muy pequeño, Ángel* se ha caracterizado por ser un niño noble, amigable, y también muy estudioso. Su papá Roberto* se siente muy feliz por los logros de su hijo, y cuenta con mucho orgullo que, desde inicial, su niño siempre ocupó los primeros lugares en mérito académico.

De igual forma, al preguntarle a Ángel* por sus estudios, responde sin titubear que su curso favorito son las matemáticas porque su meta más grande es convertirse en un ingeniero de minas para poder viajar y recorrer todo el Perú.

La llegada de la pandemia fue un golpe muy duro para Ángel*. Tuvo que dejar de ir al colegio, dejar de ver a sus amigos y quedarse en casa tratando de seguirle el ritmo a la educación virtual.

Mi día es triste porque no estudio como siempre lo hacía, junto a mis amigos, alegre, riendo. Ya no es así. (…)Todo han sido tristezas.

Asimismo, sus padres también experimentaron una terrible impotencia. Debido a la falta de recursos económicos y sus pocos estudios, no podían ofrecerles a ninguno de sus tres hijos la misma calidad de enseñanza que tenían en sus escuelas, ni proveerles los medios tecnológicos adecuados para conectarse a la nueva educación remota.

Lo que más me gustaba de venir al colegio era preguntar a los profesores las dificultades y mi profesora siempre me apoyaba. Me gustaba más la matemática y mi profesora me ayudaba para poder sumar los problemas y ahora ya no puedo hacer eso.

Con tristeza y la voz un poco temblorosa, Ángel* cuenta cómo el quinto grado de primaria fue uno de los años más difíciles de su educación.

Este año me está yendo más o menos. El año pasado me fue peor porque no teníamos celular (…) Subíamos a un cerro para usar la radio, pero ahí hablaban rapidito y no avanzaba a escribir todo. Eso me hacía sentir triste.

Recuerda que sus padres contrataron el servicio de televisión satelital con la esperanza de facilitarle un poco el aprendizaje. Sin embargo, a pesar del esfuerzo, la situación no mejoró.

En casa eran tres escolares los que necesitaban escuchar clases y una sola televisión, con intervalos de media hora para cada uno, tampoco resultaban suficientes para todo lo que se debía aprender.

Con la desafortunada experiencia del año anterior, ahora sus padres le dedican buena parte del día al acompañamiento en las clases virtuales. Principalmente es el padre quien cumple el rol de maestro y se prepara leyendo material complementario para intentar solucionar las dudas de sus hijos.

El aspecto académico no fue lo único que la pandemia le arrebató a Ángel. Al preguntarle por sus amigos no pudo controlar su pena y echó a llorar. A más de un año de iniciada la pandemia, aún no ha podido ver o comunicarse con alguno de sus viejos compañeros de aula, ni mucho menos, hacer nuevos amigos en la virtualidad.

Para Ángel, la escuela era el lugar seguro donde aprendía y se divertía. Sus palabras y también emociones, evidencian su necesidad de regresar a las aulas para seguir aprendiendo y no sentirse solo en su educación.

Yo solo sé hasta cuarto grado. Hasta ahí he estudiado bien. Pero de 5to y 6to he estudiado poco y no es como en las clases presenciales. En virtual a veces no hay saldo, por eso no podemos cumplir con las tareas, no hacemos bien las tareas y no podemos preguntar al profesor. Quiero que la educación (presencial) vuelva en todo el Perú, y así podamos recuperar nuestros estudios.

Continúa soñando, continúa aprendiendo

Al formar parte de la intervención “Mantener a los niños seguros, saludables y aprendiendo en Nicaragua y Perú”, Ángel* recibió un kit escolar compuesto por mochila, diccionarios, cuentos, cuadernillos de trabajo e implementos de bioseguridad. Además, participó del concurso de expresión artística “Pequeños artistas, grandes héroes”, actividad de la cual resultó uno de los ganadores.

Dibujo de Ángel*, ganador del concurso “Pequeños artistas, grandes héroes”

Sí estoy usando los materiales, para el arte y los diccionarios para lo que no comprendo. También leí los cuentos. Me gusto el de la navidad porque ahí el pino pudo cumplir su sueño (…) Me siento contento por haber ganado el concurso (un celular). Y cuando llegue a mi casa, lo primero que voy hacer es estudiar.

En esta oportunidad, la ayuda va mucho más allá de la entrega de un kit escolar para la continuidad de la educación.

Haciendo escuchar su voz a través de Save the Children, Ángel* hace un llamado a la acción para que ni él ni otros niños o niñas, se vuelvan a sentir tristes por no poder estudiar

A las autoridades… que nos apoyen en la educación a los pueblos de la sierra que no tenemos línea ni celulares para estudiar. (…) Y a otros niños (de la comunidad), les aconsejo que aprendan lo que puedan, que sigan estudiando para que cumplan sus sueños.

*El nombre ha sido cambiado siguiendo nuestra Política de Salvaguarda.

Sobre la intervención

El proyecto “Mantener a los niños seguros, saludables y aprendiendo en Nicaragua y Perú” ha sido implementado por Save the Children en ocho comunidades rurales de Huancavelica en Perú, con el apoyo de Stavros Niarchos Foundation (SNF). Tuvo por objetivo garantizar el acceso y la continuidad de la educación de calidad e inclusiva, apoyando la seguridad y el bienestar de los niños, niñas y adolescentes más vulnerables durante la suspensión de clases presenciales.

Debido al aumento de escolares que abandonaron su educación por no tener los recursos ni las condiciones necesarias para continuar con el aprendizaje a distancia, esta iniciativa priorizó la entrega de materiales de alfabetización, materiales artísticos y capacitaciones en soporte emocional y violencia basada en género; así como, la entrega de materiales educativos, informativos y de bioseguridad para la prevención y autocuidado frente a la Covid-19.

Durante los meses de intervención, el proyecto logró impactar positivamente sobre 43 docentes y 969 escolares y sus familias, quienes ahora están más motivados para sobrellevar la educación a distancia y preparados para el progresivo retorno a la presencialidad.

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