Ada

  • Huánuco
  • Área: Protección

Proyecto: Combatiendo la violencia y abuso sexual en línea contra niños, niñas y adolescentes en Perú. Un modelo de respuesta y protección pública.

Cuestionado para generar un cambio de mentalidad.

Ada tiene 15 años y forma parte de la organización “Yo también tengo algo que decir” en su natal Huánuco. En la organización, ha encontrado un espacio no sólo para incidir por un cambio en su comunidad, sino para mirar hacia adentro, crecer y hacerse más fuerte como persona.

A sus 15 años, Ada es una persona muy práctica y elocuente. Comenta que muchos de sus compañeros la consideran seria, pero lo hace riendo un poco. Ella lleva más de 1 año como parte de la organización “Yo También Tengo Algo que Decir” en Huánuco. Esta organización es liderada por adolescentes y apoyada por Paz y Esperanza y Save the Children. A través de ella, los y las adolescentes buscan promover la prevención de la violencia sexual en espacios físicos y virtuales.

Al pensar en cuál fue su motivo para unirse, Ada sonríe. Lo primero que recuerda fue asistir a un taller cuando aún no formaba parte de la organización y encontrarse rodeada de personas de su edad apasionadas, que compartían y debatían.

Sentías que era un ambiente muy bonito y te daba ganas de seguir yendo. Mientras más iba, me daba más cuenta que habían temas de interés. (…) Era un lugar donde que podía decir todo lo que sentía, siendo mujer.

La experiencia ha sido una de crecimiento conjunto. Sus compañeros, compañeras y ella han recibido talleres y capacitaciones sobre diversos temas: género, sexualidad y autonomía; protección ante la violencia sexual; e incidencia.

Una nueva visión del mundo

Para Ada, lo sorprendente fue que el cambio comenzó desde adentro. Obtener más información no sólo le dio herramientas para empoderarse frente autoridades y adultos para exigir sus derechos, sino también la hizo cuestionarse muchas cosas que había dado por ciertas toda su vida.

Tu abuelita, tu mamá, te dicen: “Tienes que cocinar. ¿Cómo piensas casarte sin saber cocinar? Tienes que aprender, eres mujercita”. Y entonces piensas: “Ya, normal. Soy mujer y es lo que me tocó vivir”. Pero, luego, entras a la organización y te dicen “No, no es así”. Y los argumentos que te dan son mejores que los que te dieron antes.

Ada cuenta que el acoso callejero es muy cotidiano en su ciudad. Antes pensaba que quizás era mejor no salir de casa para no tener que soportar que personas le silben o griten cosas; finalmente, esa era la realidad que le tocaba. Sin embargo, su opinión hoy es muy distinta. “¿Por qué tengo que normalizar eso?”, dice, indignada.

Niñas y niños liderando el cambio

Este cambio en su modo de ver el mundo es uno de los grandes impulsos en su quehacer como activista adolescente. “Antes se podía dar otro tipo de educación con un machismo naturalizado, normalizado, pero ahora no. La educación es distinta. La educación que se les da (a las niñas y niños) debe ser una educación integral; una educación buena”, afirma.

También se preocupa de que niñas, niños y adolescentes puedan sentirse seguros, protegidos. Y, para ello, Ada piensa que su participación en espacios de toma de decisión es clave. Pero el camino para lograr esto es duro.

Yo creo que primero para saber las necesidades de cada uno de los niños, niñas y adolescentes deberíamos incluir más su participación ciudadana en todos los aspectos para poder conocer su opinión (…) Cuando fue la elección de los candidatos para Huánuco, hicimos una campaña (por redes sociales) tomándonos fotos y haciendo preguntas a las autoridades sobre qué es lo que van a hacer para que los niños y niñas puedan tener una participación ciudadana. Y en todas las publicaciones los comentarios de las personas eran muy ofensivos. Habían comentado incluso “¿Y qué van a decir ustedes? ¿Que Peppa Pig dé más temprano?” Y, realmente, sí hay niños que tienen necesidades y quieren que alguien los escuche.

Sin embargo, no todas han sido derrotas. Ada habla con entusiasmo de todas las oportunidades que ha tenido no sólo de presentar sus propuestas cara a cara con autoridades, como sucedió en un debate convocado por su organización para candidatos a la presidencia de su región, sino también de conocer a otras activistas jóvenes de otras partes del país, participar de concursos y, en general, de crecer como persona.

A través de intervenciones en espacios públicos, como flashmobs contra la violencia o experimentos sociales que realizado en parque para enfrentar a las personas a la violencia que tienen normalizada, también ha conseguido renovar sus fuerzas.

“Me doy cuenta de que, así como hay personas que no les interesa el tema, también hay personas que están interesadas en cambiar todo esto (…) En ese momento que ves que estás llegando a más personas, sientes que todo vale la pena, que lo que estás haciendo no es por gusto. Cuando ves comentarios y cosas destructivas como que sientes que no les importa, que no importa tu vida aquí, pero cuando ves a estas personas, te devuelve la vida; te devuelve la motivación. Te motiva a seguir”.

Sobre la intervención:

La intervención de Save the Children y Paz y Esperanza busca contribuir a la eliminación de las situaciones de explotación y abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes en entornos virtuales en Perú. Este trabajo se realiza a través de la promoción estrategias de difusión de información y formación para los niños, niñas, sus comunidades y funcionarios públicos.  De este modo, se busca generar entornos protectores, sensibles e informados, que ayuden a prevenir posibles abusos y, en caso estos se deben, brinden el apoyo emocional adecuado a las niñas, niños y adolescentes, así como aseguren su acceso a la justicia. 

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