Más de 24 millones de niños y niñas afectados por conflictos necesitan apoyo para la salud mental

  • 10 de Septiembre de 2019
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Niña hace señal de alto para la campaña internacional

Millones de niños y niñas que viven en zonas de conflicto de alta intensidad o que se ven obligados a huir como refugiados necesitarán apoyo para abordar problemas de salud mental, según se indica en un nuevo informe denominado El camino hacia la recuperación: Responder a cuestiones de salud mental infantil en contextos de conflicto, que Save the Children divulgó con anticipación al período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se celebrará la próxima semana, en el que se tratarán cuestiones de suma importancia.

Las estadísticas más recientes indican que 142 millones de niños y niñas viven en zonas de conflicto donde en un año se produjeron más de 1000 muertes relacionadas con combates[1]. Se calcula que casi una quinta parte de las personas que viven en zonas de conflicto y que se han desplazado por esa situación necesitarán asistencia de salud mental y es posible que otro 5 % experimente algún trastorno de salud mental grave[2]. Save the Children estima que más de 24 millones de niños y niñas afectados por conflictos en la actualidad necesitarán apoyo para la salud mental.

Los niños y las niñas en situaciones de estrés extremo pueden experimentar diversos problemas psicosociales y de salud mental. También es posible que manifiesten agresión y retraimiento en su comportamiento frente a pares y familiares.

Fátima*, de 12 años, se encontraba en su casa en Hajjah, Yemen, cuando en un bombardeo aéreo murieron sus padres y cinco hermanos. Fátima* sufrió graves heridas en una pierna y se necesitaron varias operaciones para retirar las esquirlas. La niña señaló al respecto:

«Quedé inconsciente y enterrada en la arena. Las personas que me rescataron solo pudieron ayudarnos a mí y a mi hermana. Nos llevaron al hospital y eso fue todo. Tenía la pierna tan herida que prácticamente no quedaba piel. Los demás (siete miembros de su familia) fueron enterrados en el pueblo».

Fátima* vive ahora con su hermana y su tía Arwa*, que se muestra preocupada por la salud mental de la niña. Arwa* dijo a Save the Children:

«Ambas niñas se despiertan por la noche y nos hablan dormidas. Están muy sensibles. Por la noche, se alteran y comienzan a llorar mientras duermen».

Además de las vivencias inmediatas de niños y niñas, los problemas de salud mental y la angustia pueden tener un impacto duradero en su desarrollo a largo plazo. Cuando un niño o niña se enfrenta a situaciones adversas intensas, frecuentes o prolongadas en el tiempo sin el apoyo adecuado de una persona que lo cuide, las consecuencias en el desarrollo cognitivo y el control emocional pueden ser graves y perdurables, e incluso pueden afectar la salud física y mental de un niño o de una niña durante toda su vida. En 2017, alrededor de 173 800 niños y niñas quedaron sin compañía o fueron separados de sus familiares como consecuencia de algún conflicto. Sin embargo, los niños y las niñas en situación de conflicto también demuestran tener una gran resiliencia y pueden recuperarse si se les brinda el apoyo adecuado.

La asistencia para abordar las necesidades de salud mental infantil en situaciones de conflicto es, a todas luces, insuficiente. En el análisis realizado por Save the Children se detectó que apenas el 0,14 % de toda la asistencia oficial para el desarrollo entre 2015 y 2017 se destinó a la programación sobre asistencia en salud mental infantil. La Asamblea General de las Naciones Unidas y la próxima cumbre de Salud Mental que se realizará en los Países Bajos representan una oportunidad extraordinaria de incrementar el financiamiento necesario para poder brindar asistencia de salud mental esencial a niños y niñas en contextos de desastre humanitario.

Kitty Arie, directora de Campañas Globales, Incidencia y Comunicaciones de Save the Children, expresó sobre el tema:

«Los niños y las niñas que se encuentran en situación de conflicto ven cómo mueren familiares y amigos y cómo bombardean sus hogares y escuelas. No reciben lo que necesitan y es posible que se vean separados de quienes los cuidan. Los problemas de salud mental y angustia que puedan experimentar son reacciones completamente normales a circunstancias extremas y anómalas.Esta guerra contra la niñez debe detenerse. Exhortamos a los Estados reunidos en la Asamblea General de la ONU y a todas las partes de conflictos, en primer lugar, a observar y hacer cumplir las normas y estándares internacionales establecidos para impedir que se siga dañando a niños y niñas, y en segundo lugar, a comprometerse a incrementar el financiamiento destinado a que los niños y las niñas en situaciones de conflicto puedan recuperarse».

Para responder a las numerosas necesidades que experimentan niños y niñas en contextos de conflicto, Save the Children también insta a los donantes a comprometerse a brindar fondos para crear y llevar adelante una diplomatura sobre salud mental de niños, niñas y adolescentes, destinada a profesionales de los niveles medios y altos en situaciones de conflicto. Dada la cantidad de niños y niñas afectados por conflictos que persisten en la región de Oriente Medio, es probable que tal diplomatura se desarrolle y se ponga a prueba en esta región. Se espera que la diplomatura comience en 2021; sin embargo, para que esto sea posible es fundamental conseguir financiamiento.

Asimismo, mediante la campaña global «Alto a la guerra contra la niñez», Save the Children aboga por mantener seguras las escuelas, prevenir el uso de armas explosivas en zonas pobladas, exigir que haya justicia por delitos contra niños y niñas e impulsar nuevas formas de apoyarlos en su recuperación tras los horrores del conflicto.

Lee nuestro nuevo informe completo aquí

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