“Los derechos de las niñas, niños y adolescentes tienen que ser una prioridad en todos los procesos de planeación”.
Tras años de crisis, cada vez más venezolanos/as han tenido que dejar su patria en busca de una vida segura y digna para ellos. Hoy, ya contamos con más de medio millón migrantes residiendo en territorio peruano. A su vez, a dos años de la emergencia ocasionada por el Niño Costero el 2017, el proceso de reconstrucción aún no ha sido terminado y los derechos a una vivienda segura y a servicios básicos para el más de un millón de personas afectadas no han sido restablecidos.
Sobre estos temas, conversamos con Victoria Ward, Directora Regional de Save the Children para América Latina y el Caribe, quien visitó el Perú y la costa norte del país para conocer más sobre el proceso de reconstrucción, la atención a la crisis migratoria actual, y cómo se está respondiendo a las necesidades de las niños, niños y adolescentes.
¿Qué fue lo que te motivó a visitar el Perú?
Como región, una de las cosas que estamos viendo son las necesidades crecientes en el Perú relacionadas al desplazamiento y migración; tanto el desplazamiento interno de peruanos por desastres naturales, como el creciente fenómeno de la migración venezolana.
¿La situación de niñas, niños y adolescentes migrantes venezolanos en Perú se asemeja a la que has encontrado en otros países de la región?
En varios aspectos es muy parecida a lo que yo he visto pasando en Colombia. Al visitar Piura, pude ver a una población migrante que está teniendo problemas para encontrar maneras de asistir a la escuela y sobrevivir dentro de Perú. Las agencias de gobierno están intentando satisfacer las necesidades de esta población, pero existen diversas barreras administrativas, logísticas y de recursos para lograr cubrir las necesidades de la población venezolana que está llegando.
Otro tema importante en toda la región es la extrema vulnerabilidad de las mujeres frente a la violencia basada en género y la trata de personas que se da junto a las condiciones migratorias. Especialmente las mujeres adolescentes que se encuentran vulnerables ante esto y es un tema muy importante de enfrentar como región.
Una particularidad que me parece interesante es que en el caso de Perú –en Piura, por lo menos- las autoridades locales están todavía lidiando con problemas del desplazamiento interno causado por las inundaciones del 2017. Sobre esa problemática, comienzan a llegar migrantes venezolanos. Eso es parecido a la situación de Colombia, en el sentido que Colombia tiene también grandes asentamientos y comunidades causadas por el desplazamiento interno y, a la par, están tratando de dar respuesta a la llegada de los venezolanos.
En el caso de Save the Children ¿de qué manera está afrontando la crisis migratoria a nivel regional?
A nivel regional, Save the Children está coordinando y trabajando con la plataforma para migración conformada por la OIM y ACNUR. Estamos haciendo actividades de incidencia política sobre los derechos humanos y necesidades básicas de la niñez venezolana. Hemos realizado una audiencia, en conjunto con nuestros socios, con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. También hemos logrado realizar un encuentro internacional de las defensorías del pueblo de los cuatro países involucrados: Venezuela, Perú, Ecuador y Colombia. Además, trabajamos por asegurar que la voz de la niñez migrante sea escuchada en estos distintos foros.
¿Qué aprendizajes crees que podemos obtener como país de la experiencia de otros países de la región frente a la crisis?
Creo que una de las cosas más importantes que debemos hacer es asegurar que quienes reciben a los migrantes tengan conocimiento de lo que están sufriendo, de las necesidades que tienen; que entiendan mejor cuáles son las dificultades que están enfrentando, para desarrollar empatía y contrarrestar cualquier xenofobia. Esta parte de la respuesta humanitaria es casi tan importante como asegurar las necesidades básicas de los migrantes. Debemos ir trabajando de la mano para que haya un buen entendimiento sobre por qué los migrantes están en este lugar y que podamos comprender que no vienen a quitarle trabajo u oportunidades, a los peruanos, sino más bien a contribuir a la economía del Perú. Se ha visto en muchas partes del mundo que los países que han recibido grandes influjos migratorios y han logrado apoyarlos para integrarse dentro de su economía, encuentran que eso al final fortalece al país.
¿Cuál es tu impresión sobre cómo ha reaccionado el Perú a la crisis?
Yo creo que, en definitivo, los países de la región y el Perú en particular han tenido una actitud bastante positiva comparada con gobiernos en otras partes del mundo. Lo único que ha sido problemático últimamente ha sido requerir de los pasaportes. Esto hace que más migrantes no puedan conseguir su carnet de estadía y están en forma irregular. Ahí se crean riesgos tanto para el migrante como para el país de abrir la puerta a una criminalidad.
Se nota que el pueblo peruano y que muchas agencias están haciendo todo lo posible para asegurar que se integre a esta población y asegurar los derechos básicos. Vimos autoridades en Piura que estaban buscando soluciones administrativas a los problemas que hay para matricular a la niñez migrante venezolana a las escuelas, de conseguir los maestros que necesitan. Pero sí, lo fuerte de los procesos administrativos sigue siendo una barrera.
Perú también está enfrentando desafíos muy grandes, sobre todo en lo que refiere a la reconstrucción tras el Niño Costero del 2017 y la Gestión y Riesgo de Desastres (GRD). Durante tu visita a Piura pudiste conocer a las autoridades locales y a las comunidades que apoyamos en el tema. ¿Qué fue lo que más te impactó sobre ello?
Me impactó mucho que estando a un año y meses después de las inundaciones, las personas de la comunidad que visitamos todavía están viviendo en situaciones muy precarias: sin luz, comprando agua, en situaciones de vivienda muy vulnerables y con una aparente deficiencia en la manera en que las autoridades estaban apoyándoles. Por ejemplo, vimos una escuelita que se había hecho de manera temporal, abandonada. Otra escuela que no tenía maestras a dos días de abrir el colegio por el año escolar. Los adolescentes mencionaban que lo que más necesitaban era luz porque no podían hacer sus tareas, ni estudiar, por la falta de luz en sus viviendas. Fue muy impactante, pensar en estos cientos y cientos de niños y niñas desplazados que no tienen luz eléctrica para estudiar, ni siquiera para estar conectados al internet, que por mucho que puede ser un peligro también es totalmente necesario para participar de la vida moderna.
¿Puedes dejarnos con algún mensaje?
A las autoridades, quisiera decirles simplemente que los derechos de las niñas, niños y adolescentes tienen que ser una prioridad en todos los procesos de planeación. No pueden ser como una adenda, sino una prioridad.
Y a las niñas, niños y adolescentes, quisiera decirles que no pierdan la esperanza. Hay personas en el mundo que quieren velar por ellos y que van a asegurar la garantía de sus derechos.