El maltrato infantil también es un virus que se agrava con la pandemia COVID 19

  • 24 de Abril de 2020
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Hoy celebramos el Día Internacional de la Lucha Contra el Maltrato Infantil en uno de los momentos más difíciles en la historia de la humanidad, donde una pandemia por COVID-19 paraliza al mundo, dejando en evidencia la vulnerabilidad de mujeres y hombres, sin importar edad, nacionalidad o condición social. Todos los países, en los cinco continentes, se han visto obligados a declarar estados de emergencia y adoptar medidas sanitarias para contener la propagación de un virus y preservar la mayor cantidad de vidas.

Existen otras situaciones, que también comprometen la vida de las niñas, niños y adolescentes -NNA-, que se vienen incrementando como consecuencia de las respuestas brindadas en el marco del COVID 19, que sin embargo aún permanecen en silencio. El maltrato contra la niñez y adolescencia puede ser tan o más letal que un virus. Abusos físicos, sexuales, emocionales o abandono, son algunas de las formas de maltrato que marcan la vida de millones de NNA en todo el mundo.

La mayoría de las violencias contra niños y niñas ocurren en sus hogares y la pandemia ha agravado esta situación debido, entre otros factores, a las medidas de confinamiento implementadas y al aumento del stress psicosocial de las familias. A esto se suma, la interrupción o el bajo nivel de funcionamiento de los servicios de protección, dando como resultado una invisibilización del maltrato infantil.

Desde las organizaciones de la sociedad civil en América Latina y El Caribe alzamos la voz por un mundo libre de violencia contra los niños, niñas y adolescentes. Existe suficiente bibliografía sobre los efectos negativos del maltrato contra la niñez y adolescencia, que abarcan desde la muerte o lesiones graves hasta severas limitaciones en el desarrollo emocional y psicológico, siendo, en este momento, la familia el espacio donde la violencia está presente y día a día se incrementa en frecuencia y severidad.

Recordando el Pronunciamiento del Comité de los Derechos del Niño, la Resolución de la CIDH sobre La pandemia y los Derechos Humanos en América Latina y el Llamado de los expertos de Naciones Unidas a mitigar los riesgos de violencia contra niños y niñas hacemos un llamado a los Estados de América Latina y el Caribe para que:

  1. Adopten todas las medidas que sean necesarias y efectivas para poner fin al maltrato contra los niños, niñas y adolescentes que permita cumplir la meta 16.2 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que incluye poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra la niñez y la adolescencia. En el marco de la presente pandemia, asegurar que las respuestas incluyan de manera efectiva las medidas necesarias para tal fin, incluyendo adoptar medidas de prevención del abuso y violencia intrafamiliar, facilitando el acceso a los medios de denuncia y actuando con la debida diligencia ante las denuncias realizadas.
  2. Fortalezcan, o impulsen en donde así sea necesario, los Sistemas Nacionales de Protección a la Niñez y Adolescencia para una adecuada atención a las niñas, niños y adolescentes que incluya, entre otras medidas, el fortalecimiento institucional, técnico, financiero y operativo donde se garantice, desde un enfoque de derechos y género, el desarrollo de acciones de prevención y respuesta a las víctimas. Estableciendo una respuesta integral que incluya estrategias que aseguren que las medidas establecidas para la pandemia sean coordinadas, complementarias y universales. Las instancias de prevención y protección de nivel municipal deben ser considerados servicios esenciales mientras dure la cuarentena.
  3. Desarrollen y aseguren el cumplimiento efectivo de los distintos protocolos de atención a los niños, niñas y adolescentes víctimas de maltrato que garantice la restitución inmediata de sus derechos, el acompañamiento psicosocial de calidad y el fortalecimiento del medio familiar, escolar y comunitario. Asegurando que las restricciones actuales debidas a la pandemia no comprometan ni debiliten lo establecido en los mismos, definiendo los servicios básicos de protección infantil como esenciales y asegúrese de que sigan funcionando y accesibles.
  4. Disminuyan las desigualdades sociales y de género que hacen que las niñas y las adolescentes se encuentren en una situación de especial vulnerabilidad a situaciones de maltrato u otras formas de violencia. Garantizando que, durante la situación actual de excepción, se cuenten con protocolos de identificación, derivación, atención y coordinación suficientes para proteger y dar respuesta inmediata a niñas y adolescentes sobrevivientes de violencia, que en la mayoría de los casos conviven con su victimario, lo que dificulta el acceso a medios de denuncia.
  5. Desarrollen acciones para la protección especial a niñas, niños y adolescentes en contextos de movilidad humana, conflictos armados, privados del cuidado parental, privados de libertad, con discapacidad o pertenecientes a pueblos originarios, siendo circunstancias especialmente difíciles, en las cuales, se incrementan los factores de riesgos de maltrato u otras formas de violencia. Garantizando de esta manera que las medidas establecidas no permiten dejar ninguna niña o niño atrás.
  6. Apoyen a las familias como espacios primarios de protección a los niñas, niños y adolescentes que les permita asumir un rol afectivo, formativo y protector en la crianza y educación. Para ello, es necesario desarrollar programas y servicios de prevención que contribuyan fortalecer las capacidades parentales y modificar normas sociales o patrones culturales que fomentan la violencia contra las y los NNA como una forma de relación.
  7. Fortalezcan a la sociedad civil para que pueda asumir un rol protagónico en la protección de los niños, niñas y adolescentes a través de acciones e iniciativas conjuntas de prevención, difusión, denuncia y acompañamiento a niñas, niños y adolescentes víctimas de maltrato. Permitiendo en el actual contexto la creación de salvaconductos que habilitan la intervención en acciones de emergencia e involucrando a las OSC en los espacios de análisis, diseño y toma de decisiones relativas a la pandemia.
  8. Promuevan espacios de participación y escucha activa a las niñas, niños y adolescentes, donde puedan expresar con libertad sus ideas, opiniones y puntos de vista y ejercer una ciudadanía activa para dar a conocer sus preocupaciones, formular propuestas y exigir el cumplimiento de sus derechos. Las niñas y niños son agentes de cambio, protagonistas de su vida en su familia y comunidad y es con ellas y ellos que, sin duda, podremos combatir esta crisis global.


Suscriben: Save the Children y organizaciones socias del Programa de Apoyo a la Sociedad Civil (PASC) que, en Perú, está conformado por Acción por los Niños, Paz y Esperanza, y Equidad.

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