El coronavirus (COVID-19): un golpe devastador para la niñez en situación de pobreza

  • 31 de Marzo de 2020
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Grupo de niños sonríen a la cámara

El Coronavirus ha colapsado los sistemas de salud, servicios y la economía a un ritmo acelerado. La niñez no está exenta a esta pandemia, sobre todo las y los más vulnerables.

Por Luke Harman, Asesor Senior de Protección Social y Yolande Wright, Directora Global de Reducción de la Pobreza, Resiliencia al Cambio Climático, Igualdad e Inclusión de Género de Save the Children, a nombre de la Coalición Global para Erradicar la Pobreza Infantil

El COVID-19 es la enfermedad causada por un nuevo Coronavirus, actualmente, presente en prácticamente todos los países del planeta. Cada país se encuentra en una etapa diferente de la pandemia, aunque en general, existe una sensación de que lo peor está por venir. A medida que el número de casos en zonas de alta precariedad aumenta, comenzamos a conocer el impacto que esta crisis tendrá en las niñas y los niños más vulnerables del mundo.

Si bien el Coronavirus hasta ahora no ha tenido consecuencias graves en niñas y niños, puede perjudicar sus vidas de formas realmente devastadoras. Las medidas de “aislamiento social”, cada vez más requeridas para contener el virus, significan que padres y madres no pueden trabajar ya que los negocios comienzan un franco declive en todo el mundo. Mientras tanto, los proveedores de atención tradicional (escuelas y guarderías) han tenido que cerrar. Millones de niños que viven en comunidades vulnerables en países de todo el mundo, sufrirán efectos económicos y sociales graves por las medidas requeridas para contener la pandemia. Para evitar daños a futuro, debemos actuar ahora: aumentar rápidamente el apoyo a niñas y niños cuyos ingresos familiares son inseguros, y proporcionar la protección social[i] a quienes la necesitan de manera urgente.

Cuando las familias que dependen de trabajos ocasionales, mal pagados o inestables, pierden sus empleos o se ven obligadas a aislarse por el brote de COVID-19, sus opciones para sobrevivir son muy limitadas o nulas. Tienen pocos ahorros, y en la mayoría de los casos deudas, y no pueden darse el lujo de almacenar alimentos y otros artículos de primera necesidad. Una disminución en sus ingresos puede tener consecuencias devastadoras. Para las familias en situación de pobreza, el trabajo perdido se relaciona directamente con las comidas faltantes, lo que dificulta el cumplimiento de las recomendaciones oficiales sobre el cuidado salud.

Muchas niñas y niños de todo el mundo, incluidos los desplazados por conflictos, viven en condiciones vulnerables, incluso en campamentos, asentamientos irregulares y en las calles. Algunos cuidarán a sus hermanas y hermanos más pequeños, mientras que otros tendrán que trabajar para apoyar el ingreso familiar. Muchos no estarán en condiciones de aislarse o distanciarse de los demás o cumplir con las medidas básicas de higiene, incluyendo lavarse las manos. En muchos países donde no hay atención médica universal, las y los más pobres tampoco pueden pagar las pruebas o análisis médicos, y mucho menos el tratamiento.

La salud, bienestar y aprendizaje de millones de niñas y niños alrededor del mundo, fueron garantizados antes de la crisis por los alimentos escolares entregados de forma gratuita. UNESCO informa que en 130 países se han implementado cierres totales, que impactan en 1.400 millones de niñas y niños, cifra que aumenta con el paso de los días. Existe una necesidad urgente de apoyos alternativos para muchas niñas y niños, ya que sus familias y cuidadores deben brindarles esos alimentos y hoy están desesperados por encontrar el dinero para cubrir sus necesidades básicas.

Lamentablemente, algunos hogares no son un refugio seguro, particularmente en tiempos de estrés financiero. Para niñas y niños que viven maltrato en casa, violencia de género o abusos más graves de forma directa, quedarse en casa puede ser un riesgo en sí mismo. Las niñas son especialmente vulnerables y sabemos que cuando los servicios regulares de apoyo no están disponibles, corren un mayor riesgo de embarazos no deseados y matrimonios tempranos o forzados. Las y los que trabajamos en la crisis del ébola en África occidental y central, fuimos testigos de cómo la cuarentena puede aumentar el riesgo de explotación y abuso entre niñas y niños pobres, y especialmente las adolescentes, que tendrán más dificultades para regresar a la escuela cuando la crisis termine.

Los hogares más pobres, incluidos los empobrecidos por esta crisis, necesitarán apoyo para sobrevivir a esta emergencia y garantizar que sus familiares más vulnerables como niñas, niños, personas con discapacidad y adultos mayores estén protegidos. Necesitan desesperadamente dinero en efectivo, y lo necesitan ahora.

Esta es la razón por la cual los gobiernos necesitan urgentemente ampliar el apoyo a los ingresos ahora[ii]. Muchos países ya han tomado medidas para hacer frente a este enorme desafío. Esta es una crisis global y requiere grandes esfuerzos nacionales e internacionales para detener la propagación del virus – y sus devastadores efectos secundarios, en todas partes.- Existe la necesidad de una respuesta amplia y rápida, expandiendo los esquemas existentes donde sea necesario y agregando otros nuevos[iii]. Por supuesto, se necesitan controles y equilibrios para proteger a las y los más vulnerables, gestionar los riesgos y garantizar que los mercados funcionen.

En los países vulnerables y afectados por conflictos, o en países con economías menos desarrolladas, las organizaciones humanitarias, Naciones Unidas y donantes tienen un muy papel importante para apoyar los esfuerzos para garantizar la protección de los más vulnerables y desprotegidos.

Las lecciones de esta crisis serán muchas y de largo alcance. Los gobiernos están aprendiendo rápidamente el valor de contar con sistemas de protección social inclusivos, que tengan cierta capacidad de flexibilidad en tiempos de crisis. Los sistemas fuertes que responden a los golpes asegurarán que cuando llegue otra crisis de otro virus, una recesión económica o una catástrofe relacionada con el clima, podrán responder de manera eficiente y efectiva para salvaguardar a las y los más vulnerables de la sociedad, incluidos los niños y las niñas.

La Coalición Global para Erradicar la Pobreza Infantil, que copresiden Save the Children y UNICEF, tiene como objetivo crear conciencia sobre la niñez que vive en la pobreza en todo el mundo. Los gobiernos deben tomar medidas inmediatas para ayudar a las familias pobres a sobrevivir a esta pandemia global. Pero creemos que las medidas de protección social para apoyar a la niñez vulnerable también deben continuar después de que esta crisis haya pasado si queremos lograr un mundo en el que todos los niños y niñas puedan crecer libres de pobreza y privaciones.

[i]  “Protección social” es un térmimo que se usa para programas, a menudo financiados o respaldados por el gobierno, que existen para protegernos de las conmociones y los riesgos que enfrentamos a lo largo de nuestras vidas. Por ejemplo, los beneficios para niñas y niños ayudan a las familias a pagar los costos adicionales de criar a sus hijas e hijos. Las pensiones y los subsidios de desempleo apoyan a las personas cuando ya no pueden trabajar.

[ii] La OCDE ha establecido un Hub Digital COVID-19 para compartir información y rastrear las medidas tomadas por los países miembros de la organización.

[iii] Puede encontrar un análisis más detallado de las opciones para los países de bajos ingresos aquí (inglés).

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