Margarita*

  • Huancavelica
  • Área: Educación

La educación es la herramienta para cumplir los sueños

Margarita* tiene 15 años y cursa el tercer grado de secundaria en su natal Colpaccasa, Huancavelica. Es una adolescente llena de alegría y ganas de superación personal. Pese a las dificultades experimentadas en pandemia, no pierde la fe en la educación, y espera volver a sus clases para seguir aprendiendo y creciendo como persona.

Margarita* es una adolescente de 15 años, llena de alegría, confianza en sí misma y, sobre todo, muchas ganas de superación personal. Vive en el Centro Poblado de Colpaccasa, cursa el tercer año de secundaria, y desde hace 2 años viene participando de las actividades de Save the Children en la región.

A sus 10 años, sus padres José* y Martina* migraron desde su pueblo natal de Colpaccasa, obligados por la pobreza y falta de trabajo en la localidad. Con la partida de ambos, Margarita* se convirtió en la nueva cabeza de su familia, asumiendo la responsabilidad de cuidar del hogar, de ella misma, y también de Bruno*(11), su hermano menor.

Desde hace varios años lleva la misma rutina. A diario, Margarita* se levanta muy temprano a realizar los quehaceres de la casa: comienza prendiendo el fogón, prepara los alimentos, lava los platos y la ropa, y plancha y asea hasta que todo queda muy limpio. Así hasta el anochecer.

Felizmente, en medio de todas sus obligaciones tiene tiempo para estudiar y conversar con sus amigas, momentos que la hacen sentir como cualquier otra adolescente de su edad.

Mi hermanito es bien bueno, me apoya en todo y compartimos las tareas de la casa. Somos un equipo porque solo somos los dos.

Mis papás trabajan lejos desde hace muchos años (…) Cuando éramos chicos, mi abuela que vive en Pucaccasa nos cuidaba (…) Ahora que somos más grandes y que mi abuelita está viejita, nosotros ya nos cuidamos y vivimos solos en nuestra casa. Hacemos todo solos, y de vez en cuando viene una tía a darnos vuelta.

Con la llegada de la pandemia todo se tornó más complejo y angustiante para Margarita. Con tristeza observaba como se esfumaba su oportunidad de asistir a clases, no solo para aprender y estudiar, sino también para distraerse de su atareada vida.

A la mezcla de sentimientos se sumaron otros retos. Por un lado, debía enfrentarse al desafío de la educación en formato remoto y a las limitaciones para conectarse a internet, radio y televisión. Y por otro, debía sacar fuerzas, de donde no las tuviese, para convertirse en el soporte emocional de su hermano menor, e ingeniárselas para cumplir el rol de profesora de primaria para que Bruno pudiese continuar con su educación.

Antes, la educación presencial era bonita, me sentía alegre viniendo al colegio. Solo caminaba 10 minutos y llegaba. Me gustaba venir porque podía estudiar, aprendía mucho y conversaba con mis amigas, nos aconsejábamos.

Una sensación de soledad los acompañó a ella y su hermano durante toda la pandemia. Aunque comprendían las circunstancias que los alejaban de sus padres, en el fondo deseaban estar junto a ellos para sentirse seguros y protegidos.

Por la incertidumbre, el miedo y la falta de una familia en la cual respaldarse, Margarita* asegura que sus anécdotas más tristes se dieron durante el primer año de pandemia. Recuerda salir de casa rumbo a la parte más alta del cerro, soportando lluvia y frío, solo para captar señal en el celular y así poder comunicarse con sus profesores.

Este año me va mejor en las clases virtuales. El año pasado todos los días salíamos al cerro para la señal. Nos demorábamos una hora caminando. Este año ya entra señal y es menos difícil estudiar. Ahora solo debemos compartir el celula.r con mi hermano.

Pese a todo lo vivido, Margarita* no piensa rendirse ni abandonar sus estudios. Ella es consciente del importante papel que juega la educación en el desarrollo integral de las personas; y tiene la meta de concluir una carrera profesional para destacar en la vida y tener un mejor futuro, el cual quiere compartir con su familia y quienes lo necesiten.

No quiero quedarme como ama de casa, no es bonito hacer todos los días lo mismo (…) Yo quiero estudiar para ser alguien en la vida (…) Veo chicas que dejan de estudiar porque se acompañaron. No entiendo cómo hacen eso y no valoran el sacrificio de sus padres por mandarlas al colegio.

Continúa soñando, continúa aprendiendo

Margarita* formó parte de la intervención “Mantener a los niños seguros, saludables y aprendiendo en Nicaragua y Perú”, a través de la cual recibió un kit escolar compuesto por mochila, diccionarios, cuentos, cuadernillos de trabajo e implementos de bioseguridad; y participó del concurso de expresión artística “Pequeños artistas, grandes héroes”, actividad de la cual resultó una de las ganadora.

Si estoy usando los materiales que me entregaron, más los diccionarios. Antes consultaba en mi celular pero ahora es más sencillo. A mi hermanito le presto los cuentos, él está lee y lee porque le gustaron mucho.

Margarita* y su hermano Bruno* retrasaron su aprendizaje durante la enseñanza a distancia. Por la falta de recursos se vieron forzados a utilizar los mismos útiles escolares, el mismo equipo celular y hasta tuvieron que elegir quién de los dos escucharía las clases primero. Aunque con mucho esfuerzo trataron de mantenerse al día con la educación, ninguno de los hermanos siente que haya aprendido lo suficiente durante su último año de estudios.

Ahora, con su kit de útiles escolares y el celular, premio del concurso, Margarita* y su hermano han dejado de lado los turnos para escuchar las clases, y han empezado a estudiar cada uno a su ritmo, en su espacio y con sus propios materiales.

*El nombre ha sido cambiado siguiendo nuestra Política de Salvaguarda.

Sobre la intervención

El proyecto “Mantener a los niños seguros, saludables y aprendiendo en Nicaragua y Perú” ha sido implementado por Save the Children en ocho comunidades rurales de Huancavelica en Perú, con el apoyo de Stavros Niarchos Foundation (SNF).

Tuvo por objetivo garantizar el acceso y la continuidad de la educación de calidad e inclusiva, apoyando la seguridad y el bienestar de los niños, niñas y adolescentes más vulnerables durante la suspensión de clases presenciales.

Debido al aumento de escolares que abandonaron su educación por no tener los recursos ni las condiciones necesarias para continuar con el aprendizaje a distancia, esta iniciativa priorizó la entrega de materiales de alfabetización, materiales artísticos y capacitaciones en soporte emocional y violencia basada en género; así como, la entrega de materiales educativos, informativos y de bioseguridad para la prevención y autocuidado frente a la Covid-19.

Durante los meses de intervención, el proyecto logró impactar positivamente sobre 43 docentes y 969 escolares y sus familias, quienes ahora están más motivados para sobrellevar la educación a distancia y preparados para el progresivo retorno a la presencialidad.

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