Judith y Gerald
Comunidad organizada, niñez protegida
Judith es presidenta de la junta directiva de “Hijos de la Arboleda”, una asociación de viviendas recientemente formada en el distrito de Santa Rosa en Lima Norte. Asimismo, es impulsora y dirigente de una de las ollas comunes de su zona; y, además, integrante de los Comités Comunitarios de Gestión de Riesgo de Desastres (CCGRD) promovidos por Save the Children. Ella busca que las familias, y sobre todo los niños y niñas como su sobrino nieto Gerald, tengan una mejor calidad de vida.
Judith se describe a sí misma como una persona “mil oficios”. Ella es una mujer emprendedora en quien resalta su incansable espíritu de lucha por su progreso personal y por el de su localidad. Sin duda, uno de los logros de los que se siente más orgullosa es haber impulsado la creación de la Asociación de Viviendas “Hijos de la Arboleda” como una ampliación del Asentamiento Humano La Arboleda. En el 2010, ella junto a sus vecinos y vecinas vieron la necesidad de construir más casas para que las familias que vivían hacinadas mejoraran su situación.
Estábamos tan preocupados viendo que dos o tres familias vivían en una sola casa. Nos pusimos de acuerdo y citamos a la población de La Arboleda, consultando si estarían de acuerdo en formar una nueva asociación para que nuestras familias tengan una vivienda digna.
Tras hacer realidad la fundación de “Hijos de la Arboleda”, y su formalización en el 2013, Judith no ha descansado. Como lideresa, está en la búsqueda constante de oportunidades que le permitan mejorar las condiciones y calidad de vida en su zona.
Y es que, en “Hijos de la Arboleda” las familias viven en las laderas arenosas de los cerros, en casas de frágiles y precarias estructuras, carecen de agua potable y se abastecen mediante cisternas. Incluso durante toda la pandemia, las y los pobladores tuvieron dificultades para acceder a este valioso recurso hídrico y así protegerse adecuadamente de la enfermedad de la Covid-19.
Indiscutiblemente, la crisis sanitaria exacerbó la precariedad en la que viven las casi 50 familias de este sector, y esta situación es lo que impulsa a Judith y a las mujeres de la zona a continuar actuando y buscando soluciones.
Veíamos a varias familias desesperadas porque no sabían qué iba a pasar en esta pandemia. Así conversando con las mamitas decidimos hacer una olla común. Después de eso, nace la segunda olla común “Parte alta” (…) y la tercera “Mujeres guerreras”. Nosotras como guerreras, luchadoras, mujeres coraje, buscamos las alternativas para conseguir estas donaciones para el beneficio de los vecinos que tienen menos recursos.
Comunidad que aprende y emprende
Judith vino de Ucayali a Lima hace 14 años buscando que sus cuatro hijos tuvieran mejores oportunidades para estudiar y salir adelante. Tanto por esta razón como por su liderazgo nato, siempre ha sentido la necesidad de capacitarse, involucrarse con su comunidad y unir esfuerzos con las y los demás.
Es consciente que cada experiencia trae sus propios desafíos y aprendizajes. Aun sabiendo que como dirigente no recibirá una remuneración, ella está decidida a seguir trabajando y animar a otras personas a participar. Por eso cuando Judith recibió la invitación de Save the Children para formar parte del Comité Comunitario de Gestión de Riesgo de Desastres, no lo dudó y comenzó a asistir a las charlas y capacitaciones. Ella acepta que antes no conocía nada sobre prevención y reducción del riesgo de desastres; sin embargo, ahora es una de las mejor informadas dentro de su comunidad.
Estamos comenzando a prepararnos para que (un desastre) no nos agarre de un momento a otro… Ya estamos aprendiendo qué es lo que puede pasar, vamos a mejorar. (…) Con las capacitaciones nos estamos enterando. Hemos escuchado por qué se destruyen las casas, no es por el sismo… es por la construcción que nosotros mismos hacemos.
Fue así como, al recibir un kit de herramientas, materiales e implementos de seguridad por parte de Save the Children, decidieron habilitar puntos seguros de reunión: un primer gran paso dentro del proceso de preparación frente a una emergencia. Cecilia, quien trabaja codo a codo con Judith y además preside el Comité Comunitario de GRD de “Hijos de la Arboleda”, comenta que la idea de organizarse para habilitar los tres puntos seguros de reunión, uno frente a cada olla común, surgió como resultado de las constantes capacitaciones brindadas por Save the Children y por la determinación y esfuerzo de las y los vecinos involucrados.
Los hombres trabajan durante el día y somos las mujeres las que estamos avanzando. Queremos demostrar que sí estamos prendiendo y mejorando. (…) También hay escaleras que necesitamos hacer, estamos avanzando de a poquitos, tratamos de apoyarnos entre todos.
Para compartir con la comunidad los conocimientos que van adquiriendo en materia de gestión de riesgo de desastres, este grupo de lideresas aprovecha el contacto que tiene con las familias a través de las ollas comunes. Emplean cada conversación e interacción para sensibilizar sobre la importancia de esta temática, la cual cobra mucha relevancia por la ubicación vulnerable de esta población. Aunque ambas lideresas participan activamente y tienen mecanismos efectivos para comunicar la importancia de la GRD a los vecinos y vecinas, tanto Cecilia como Judith reconocen que aún falta que todos se involucren y participen con mayor conciencia.
Quisiera decirles a mis vecinos (…) que nos enfoquemos en el objetivo, en los beneficios que va a tener nuestra asociación, en todo lo bueno que puede llegar (…) El beneficio es para nuestros niños y niñas.
Un mejor futuro para niñas, niños y adolescentes
Judith se siente orgullosa de su sobrino nieto Gerald, un niño de seis años, muy alegre y colaborativo, quien siempre muestra entusiasmo por las actividades que se realizan dentro de la comunidad. Por ejemplo, durante el último simulacro de plan familiar promovido por Save the Children en su distrito, Gerald ayudó a pegar las señalizaciones que indicaban la ubicación de la mochila de emergencia y los puntos seguros y de riesgo dentro de su hogar. Aunque Gerald es aún muy pequeño, es muy consciente de todos los peligros que traen los desastres porque su tía abuela Judith, su mamá y su profesora del colegio le hablan acerca del tema. Recuerda que, durante el último sismo ocurrido en Lima en el mes de junio, se sintió muy asustado y solo corrió siguiendo a su mamá y hermana.
Sentí que se partía la tierra. Corrí, estaba con mi hermana y mi mamá. Corrimos afuera.
Gerald sabe que existen los huaicos, los deslizamientos de rocas, y que estos pueden ocurrir en la zona donde vive. Por esto, él tiene un plan en su imaginación. Le gustaría vivir muy arriba en el cerro, porque si pasara un tsunami, un huaico o cayeran rocas, su familia y él, estarían más seguros y lejos de todos esos peligros.
Yo quiero vivir en el cerro allá arriba. Porque qué tal si se hunde todo esto. Tengo un amigo que vive allá arriba en el cerro y yo también quiero vivir allá arriba con él. Para jugar, pero también para que no me pase nada.
Judith se siente agradecida con Save the Children y con el proyecto que está interviniendo sobre su comunidad. Esto la motiva a continuar aprendiendo y trabajando por un futuro mejor para todos y todas.
Es la primera ONG que se ha preocupado por toda la asociación y el Cono Norte. Nunca hemos tenido una intervención. (Gracias por) preocuparse, lo necesitamos. (Nos faltaba saber) a qué riesgos nos enfrentábamos. Lo que se quiere es tener armonía para el mejoramiento de nuestros asentamientos humanos. Si no hay diálogo, no hay nada.
Sobre la intervención
Save the Children, con el apoyo de la Oficina de Asistencia Humanitaria de USAID (BHA/USAID), implementa el proyecto “Fortaleciendo Enfoques Inclusivos para la Gestión del Riesgo de desastres en Lima Norte”, mediante el cual se fortalecerá la capacidad técnica y estratégica de los municipios de Ancón y Santa Rosa, ambos en extrema vulnerabilidad por su cercanía al mar y la difícil geografía sobre la que se asientan las viviendas de las familias de escasos recursos que habitan en la zona.
Mediante este proyecto, Save the Children promueve la protección de las niñas, niños y adolescentes más vulnerables de la zona, puesto que mejorando las condiciones de vida de sus comunidades y sus hogares, cada una y uno de ellos tendrán mejores oportunidades para tener una vida segura y digna que les permita desarrollarse sanos y felices.